Bugía

RAMON LLULL EN BUGÍA

A mediados de 1307 Ramon Llull, con setenta y cinco años de edad, se embarcó en Mallorca rumbo a la ciudad argelina de Bugía. En sus plazas y calles predicó a gritos (probablemente en árabe, lengua que conocía bien) las «razones necesarias» que, según él, demostrarían la verdad de la fe cristiana. Sin embargo lo que consiguió es que una multitud furiosa le agrediese e intentase matarlo. Fue detenido y llevado ante el muftí (autoridad religiosa local), con quien estableció un diálogo reseñado por el propio Llull en el libro autobiográfico Vita Coetanea. Finalmente fue encarcelado en penosas condiciones.

Las influencias catalana y genovesa le consiguieron un mejor trato ante el rey de Bugía Abul-Baqá Halid, que lo libraron de una muerte segura. Después de haber pasado seis meses en la cárcel el monarca acabó expulsándolo de la ciudad y embarcó rumbo a Pisa. Mientras tanto Llull, incansable, había conseguido empezar el texto árabe de Disputatio Raymundi christiani et Homeri saraceni que refleja sus disputas dialécticas con los sabios argelinos.

BUGÍA, ENTONCES Y AHORA

Bugía o Béjaïa (Biyāya en árabe), situada en la costa mediterránea de Argelia a 180 km al este de Argel, es la ciudad más importante de la gran región bereber de la Cabilia. Fue fundada en el año 26 ó 27 a.C. por el emperador romano Augusto con el nombre de Saldae. Fue conquistada en el siglo VIII por los árabes, que se la habían arrebatado a los vándalos y, en 1152, fue tomada por los almohades. Durante la Baja Edad Media fue uno de los puertos más activos del Mediterráneo y comerció sobre todo con Pisa, Barcelona y Palma. Se hizo famosa por la exportación de cera de abeja (la palabra castellana bujía, ‘vela’, proviene del nombre de la ciudad). Fue uno de los centros culturales más importantes del mundo occidental de la Baja Edad Media donde nacieron sabios como Ibn Battûta y, a finales del siglo XIV, Ibn Kaldun. Bugía fue el foco científico desde el cual los números arábigos penetraron en la cultura europea a través de navegantes italianos a principios del siglo XIII.

Actualmente Bugía sigue siendo un puerto muy activo, ahora en la exportación de petróleo. La ciudad ha conservado bienes patrimoniales como la fortificación Moussa, la Cashba o la puerta Sarracena.